Por Ricardo Scazzino
Raul Campos se fue de un mundo peor del que encontró al
nacer. Se fue de la vida en una ciudad en la que—como tantos buenos tipos—pasó
casi desapercibido.
“Campito”, como le decía Julio Ernesto Vila, fue un hacedor,
un hombre que organizó su vida alrededor del boxeo. Y le dio justamente toda su
vida.
Comodoro Rivadavia, esta ciudad de muy mala memoria con
relación a los que deberían quedar para siempre en el... Continuar leyendo